Fin.

"-¿Seguro que quieres hacerlo, Aurora?
-Sí, cielo, ya es hora de ver qué ocultaban mis padres en este baúl. Aparte, si ellos no lo hubieran querido, no me habrían dejado la llave en la herencia. 
-Como tú quieras, es tu familia.

Aurora se agachó para abrir de una vez por todas ese baúl que siempre permanecía oculto y cerrado en el despacho de sus padres. Ahora que ya no estaban, no había ninguna razón por la que seguir escondiendo secretos. Pero lo que ella no esperaba encontrarse era un único cuaderno con forma de libro escrito a mano. Nada más abrirlo, en una página amarillenta por el correr de los tiempos, se podía leer:

"Para que Sandy permanezca viva toda la eternidad. Escrito por Mía y Lucas durante más de cincuenta años."

-Madre mía.- susurró la chica.- Santiago, ven. Mira.-  me dijo acercándome la inscripción.- Es su historia. 
-¿Esa historia que nunca te han contado?
-Sí... Nunca han querido contarme cómo se enamoraron. Y lo han escrito. Es muy fuerte. 
-¿Crees que lo tenían planeado? No sé, digo. Quizás querían que pasara esto. 
-Es posible, ellos siempre lo han tenido todo muy controlado. Pero hace más de cincuenta años que empezaron a escribirlo, cielo. No tienen tanta capacidad de control, creo yo. O he vivido toda mi vida con dos monstruos.- sonrió.
-Eran dos soles y lo sabes. Quizás deberías leerlo y después plantearte el por qué lo hicieron. 
-¿Tú sabes algo, verdad? Siempre te has llevado muy bien con Lucas...
-Se está haciendo tarde y tenemos que recoger al niño. Vamos y deja de pensar en teorías conspiranoicas. 
Ella me hizo un gesto de sospecha y comenzó a reír tal y como Sandy lo hubiera hecho. Aurora era una Mía sin fantasmas: despreocupada, valiente, sincera y con mucho amor que repartir. Creo que el único defecto de Aurora era el bobo que tenía por marido. El bobo al que enamoró sólo con una sonrisa en mitad de un albergue de montaña. 
También es cierto que era un poco descuidada, pero todos y cada uno de sus pequeños defectos eran sólo características de la perfección de ella. O eso es lo que yo veo.

Ahora que duermes te escribo estas líneas que tu padre me encomendó en su última charla conmigo. Me ordenó que te robara el cuaderno para describir cómo había sido tu reacción al encontrar el mayor tesoro material de tus padres. Material, porque el mayor tesoro que han compartido, y eso siempre lo han dicho cuando aún entraba oxígeno por sus canales, erais tú y el pequeño Lucas, al que no llegaste a conocer. 

Aurora, "la excusa más cobarde es culpar al destino", me dijo tu padre un día. Haz las cosas cuando las sientas y no esperes que el mundo siempre esté de tu lado. Pero lo bonito de esta vida tan larga y corta, a la vez, es luchar por lo que uno quiere y disfrutar cada segundo de alegría, de dolor, de nostalgia..., como si fuera el último. 
Promete ser feliz hasta tu último aliento. Yo le prometí a tu padre que mataría a todos los monstruos que hiciera falta por ti. 
Cuando leas esto, piensa que desde el cielo, o desde este libro, ellos aún te recuerdan, te cuidan, te quieren y sólo te piden que disfrutes de todas las experiencias que este camino te reserva. Sé feliz como ellos lo fueron. Sé feliz por encima de todas las cosas. Sé feliz y ama mucho. Ama con el espíritu, con el alma, con la cabeza, con el corazón, ama con todo tu ser. Ama siempre y déjate querer. 

El bobo de tu esposo, Santiago."

La lluvia comenzó a golpear la ventana del cuarto a la vez que recorría el rostro de la joven.