La carta

Toc, toc. Suena la puerta con dos golpes secos.

Ernesto se levantó sin demasiada urgencia, quitándose las gafas, postrándolas en la mesa, sobre el libro que acababa de cerrar y se dirigió a la puerta. Cuando la abrió, ya no había nada ni nadie. Nada salvo una carta sobre el felpudo. "Mister Sandy" ponía en el sobre. Con cierto escepticismo, cerró la puerta mientras abría el sobre y volvió a sentarse en el mismo rinconcito del sofá que reservaba para su lectura del viernes por la tarde.

"No sé si sigues pensando en mí. No sé si me has aborrecido de tanto imaginarme acostada a tu vera cuando vas a dormir. No sé si cada vez que suena tu móvil o cada vez que ves un email o cada vez que abres el buzón buscando el correo, no sé si cuando haces esas cosas tu única motivación es recibir noticias mías. Ni siquiera puedo saber si en algún momento fui importante para ti. No puedo saber si llorarías mi muerte. No puedo saber si lloras mi ausencia. Lo único que puedo saber es lo que yo siento. Y siento que ya pueden pasar los años que quieras estar alejado de mí que nunca voy a poder matar este amor. Y también sé que todo lo dicho anteriormente es un triste y cruel reflejo de mí misma. Y digo triste y cruel, porque me dueles. Y me dueles en el alma. Te tengo aborrecido de estar contigo en mi imaginación. De hecho, creo que ni siquiera podría soportarte un día entero de lo que te aborrezco. Pero yo siempre he sido sincera contigo, a diferencia de ti. Siempre te he dicho lo que siento, lo que conozco... nunca te he mentido. Y por ello te escribo esta carta. Porque te quiero, y me da exactamente lo mismo lo que tú sientas. Me da exactamente lo mismo si lloras, si te ríes, si la quemas, si me llamas, si te mueres, si te suicidas, si te mueres, si te suicidas, si te mueres, si te suicidas...
Me he quedado enganchada. Estoy enganchada a ti, que eres fuego, un fuego que me va a consumir. Y puedo jurar, y juro, que no he estado con otra persona sin pensar en ti. Que me estás matando, que me estás dejando triste y abandonada, porque tu sombra me persigue, tu fantasma me extorsiona, me controla tu juicio y me altera tu olor. Oh...aún cuando alguien lleva un olor parecido a ti, me acuerdo de ti.
¿Que si estoy loca? "Sí, digamos de mí, que al menos estoy en mi insano juicio". Pero es que "no necesito verte para saber que no te olvidaré" dice el Robe. "No necesito abrazarte, ni saborear tus labios. Simplemente me gusta saber que existes" continúa Bruce.
Y yo a ambos le contesto con un Julio de la Rosa bien empleado "Ya no sé qué pedirle al amor, todo lo que me dio caducó en 15 días. Ya no sé si pedirle un milagro, o decirle más no por favor." Y es que "allí en la orilla todo es perfecto". Sólo quisiera saber qué he hecho mal, "¿qué te pasa?, ¿qué te duele?, ¿por qué a mi lado ya no vienes?" Hace ya tiempo que "no beso para no soñar", y es que "de mí no se acuerda el verbo amar". 
Me acuerdo de esa noche, aquella en la que "yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola"
Me dijiste en tu último mensaje de whatsapp. Y te llamé. Y me colgaste. No querías hablar conmigo. 
Ojalá "la culpa se siente a tu lado y te recuerde que no, no te librarás de mí".
Pero cariño, "Yo no creo en un Dios intervencionista, pero sé que tú, sí. Si pudiera arrodillarme ante él le pediría que no interviniera en ti. Y que si quiere dirigirte a algún lado, que sea a mis brazos"
Cielo, "no te avergüences de confesar que me quisiste un poco." Sólo "se trata de poder dormir sin discutir con la almohada".
Amor, "sabes que esto es lo único importante. Y sabes que no es lo mío suplicarte. pero ven...Y si luego resulta que hay dudas, será perfecto para volvernos a escapar". "Ven, mi amor, ven, acompáñame al desastre".
"La realidad me aplasta", cariño. La realidad me hunde, me asfixia, me mata. "Pero cierro los ojos al dormir y sueño que sueño."


Con amor (y absurdidad), tu Sandy."



Ernesto estaba impresionado. Un rocío de sensaciones y sentimientos cubría sus ojos. Era preciosa.

Pero esa carta no era suya. Hacía como dos meses que se trasladó a ese piso, tras la muerte del antiguo propietario, encontrado ahorcado en el baño, con una nota como últimas palabras al mundo: "Dios sabe lo mucho que te he querido, puta Sandy de mi alma."