Las dudas.

Jueves, 11 de abril. 5:56
Toda la noche rezando para que el Sol no saliera, para que la Tierra implosionara durante la oscuridad para volver a escaparme de mis dudas. 
Llevo deseando volar con ella toda mi vida y ahora que puedo, no sé qué hacer. Tampoco puedo consultárselo a nadie, son las seis de la mañana y tengo que decidirme ya. Maldito necio. No entiendo cómo alguna de las dos puede sentir un ápice de aprecio hacia mí. Soy despreciable. Quizás debería volver con Marla a Barcelona...
-Lucas, cielo, vuelve a la cama.- grita la bruja desde MI cama. Es MI casa y ella dice siempre lo que tengo que hacer. La odio. Hasta su tono de voz me resulta repulsivo. Pero son ya tantos años con ella a mi lado, que no sé qué sería mi vida sin ella. ¿Debería lanzarme a la aventura? Soy un cobarde, Mía siempre me lo ha dicho.
-No tengo sueño, Marla.- le contesto con cierto retintín. 
Apagando ya el cigarrillo que me mata de esa forma tan lenta y desesperante, vuelvo a ver una señal. Otra más. Al final voy a terminar creyendo en Dios. 
Una chica pasea con un chubasquero amarillo mientras golpea con el paraguas el agua de los charcos. El mundo se postra ante los encantos de Sandy. Cómo no. Tiene el superpoder de enamorar todo lo que toca. De hecho, las autoridades sanitarias advierten que Sandy provoca adicción severa. 
Mierda, no me he dado cuenta y he borrado con la mano las emes que Mía dibujó en mi ventana. Soy gilipollas. Definitivamente, soy subnormal.
En fin, debería volver a la cama y esperar a que el mundo reviente o me diga lo que tengo que hacer. Yo ya no quiero pensarlo más. 
Cierto es que todo hubiera sido más fácil si el vientre de Marla no hubiese decidido matar a mi hijo. Creo que me he pasado. Eso es por culpa de la hora que es y el no dormir, seguro. 
Sí, mejor me vuelvo a la cama.  

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